lunes, 30 de septiembre de 2013

22:58

Las rocas negras
heladas y brillantes
húmedas 
suavizan el dolor de la caída
mis huesos tiemblan
partidos en miles.

Siento el sonido
la melodía extraña 
que producen
mis huesos son migajas
migajas que se golpean entre si.

El frío es eterno
hasta que un ave herida 
se detiene ante el velo tibio de la noche
una noche sin estrellas.

Me ahogo
mi cuello se hunde 
pero no va solo
mi cuerpo lo acompaña
la palidez de mi piel
aclarará las aguas del mar.

Desaparezco indefendible
huelo el silencio
me detengo
soy todo 
mientras soy algo más
sumergido
en la húmeda masa que tu tanto amabas.

22:42

Cubrir mi rostro
desgastado ya
de tanto ver como llueve
le otorga a mi nombre la última letra
ahora está completo
ahora soy yo
con este nombre absurdo
como un objeto lleno de polvo
más que olvidado,
despreciado.

Cubrir mi rostro
este rostro que ha dejado de ser mío
porque yo no tengo
yo solo soy
pero no soy yo
soy mi nombre
pero mi nombre no es mío
es de la boca que lo nombra
la boca que lo grita
y ya nadie me pronuncia
a gritos o en susurros
ni en su mente
por amor u odio.

Con mi nombre
con mi lugar
tras la ventana
tras el telón
mi nombre se convirtió en escrito
pero perdió el sonido.

Quizás me volví sorda
quizás me volviste sorda
quizás nací sorda
quizás me desvanezco sorda
quizás tantas cosas
quizás nada.

martes, 10 de septiembre de 2013

1:22

Señor
en la tiniebla las alas se golpean
en el infinito,
el silencio es un viajero.

Los ojos arden y sudan
porque no ven,
señor, fuiste tú.

No es ceguera
están frente a un cuadro vacío
claro como la nieve
oscuro como tus mugrientas manos.

Los ojos arden y sudan,
las manos caen al suelo sin cuerpo,
los cuerpos caen al mar sin sangre,
dejan de caminar y no queda huella.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Ella y el mar

Ella caminaba con la frente borrosa
tibia
con su brilloso par
miel
con la boca inflamada
rojiza
caminaba hacia el mar.

Ella era dueña y señora
de la fría espuma de mi piel
de las ruidosas olas de mi silencio
ella niña y mujer
letrada
sabia
comprendía este idioma silencioso
de letras ingrávidas
idioma aletargado hablado a suspiros.

Ella era la brisa del mar
el aire incólume que necesito
ella era,
suficiente.

El mar nos miraba
en par éramos el mar.


jueves, 5 de septiembre de 2013

De juventud

Los papeles,
teñidos del color de tus ojos,
agrietados por el sigiloso paso del tiempo,
se reúnen sobre mis piernas,
donde está la juventud,
suave y tierna,
donde está tu voz.

Las lineas,
las letras,
se derriten, tiemblan suave,
caen marcando el camino que ignoran,
se pierden.

El árbol más grande del patio,
al que abrazaba en invierno,
húmedo por la gruesa lluvia derramada,
es la única huella, robusta y agrietada,
que me recuerda,
revolviendo mis ideas decoloradas hoy,
el sonido de mis tacones,
hacia donde no había sombra.