Tengo un antebrazo
pegado al otro
al del brazo opuesto
al compañero enemigo.
Tengo mi cabeza
hacia el lado de mi oído izquierdo
pegado a mi trenzamiento de antebrazos.
Tengo los ojos pegados a lo contrario
hacia donde no cruza tu mirada
hacia donde una sombra se mueve
y me absorbe la pupila
y me jala el aliento
y me engancha la idea.
Tengo la vida pegada a una puerta descascarada
a un adiós repetitivo, redundante
¿es necesario seguir?
tengo la vida pegada a la más pura ansia del fin.
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