graves y envejecidas, ebrias
se alejaban, unos pasos atrás,
la calma.
Fuerte, con la mano lenta pero profundamente
las cuchillas llegaban a mi pecho
el sacudía la mano para hacerme sufrir más
la herida se hacia mas grande
Arrancó la cuchilla de mi alma
y la llevó con el
caí al suelo,
desapareció
desapareció
Las luces de colores corrían
vueltas locas parpadeaban
saltaban,
giraban
giraban
dejo de ser
esta piel arrojada en la tierra
agria
esta piel arrojada en la tierra
agria
ni sangre tengo.
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