Siento como caminan
hormigas
invisibles
por mi cuerpo.
Recorren mis brazos,
ya lánguidos,
caídos,
ajenos de todo recuerdo juvenil.
Siento cómo caminan hormigas por mi cuerpo,
tal vez pulgas,
en algunas ocasiones son arañitas,
todas invisibles,
todas impalpables.
Me engañan los ojos o corren veloces,
me confundo la piel o me rasqué la cordura,
me engañan los latidos o se bebieron mi sangre.
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