miércoles, 11 de marzo de 2015

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Ojos de niño,
 dormías en mi hombro tan entero y tan confuso.

 Tus manos arropaban mi pecho
 y sentía el palpito melódico de tu mirada
 atravesando mi cuello.

 Qué frío tan grande
 y qué calor al mismo tiempo.
Reposaban tus sueños y temores en mi cuerpo
 como buscando respuestas.

 Escribías versos con tus dedos en mis piernas 
y te amarraba con ellas a mi,
como negando el silencio.



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