martes, 1 de noviembre de 2016

Donde las manos no sienten

Y con los ojos
así
pegados,
aún así,
logré ver.

Dormir desnudo
con el alma fría.

Donde
las manos
no
sienten.

Sonó la puerta de entrada,
tocó los bordes de la ventana
y guardó
silencio.

Gritó el susurro dormido
me levantó el alma fría
desnuda,
abandonada.

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